Pasados cincuenta días de la solemnidad de la Pascua

Pasados cincuenta días desde la solemnidad de la Pascua, en que hemos celebrado el núcleo del año litúrgico y de nuestra fe cristiana; es decir, del Misterio Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, la Iglesia celebra con gran alegría la solemnidad de Pentecostés, donde hacemos memoria (anámnesis) del don del Espíritu Santo sobre los Apóstoles con la Virgen María y el inicio del tiempo de la misión de la Iglesia.

Revista Horitzó y vídeo

Lo hacemos con nuestro horizonte vital trastornado por la pandemia que está afectando a la humanidad entera en estos momentos. La Covidien-19 ha conmovido nuestra vida y ha puesto sobre la mesa muchísimas cuestiones existenciales de primer orden: la propia fragilidad y vulnerabilidad, nuestra dimensión de seres sociales e interconectados, nuestra capacidad de adaptación y también nuestra creatividad para buscar caminos alternativos por donde avanzar ...

El Papa Francisco en el país de Abraham

El Papa Francisco ha visitado Irak entre el 5-8 de marzo: "Hacía tiempo que anhelaba visitar el país, y sobre todo, conocer a sus habitantes" (video-mensaje antes del viaje apostólico), plenamente consciente de la importancia espiritual de Irak, "cuna de la civilización que está estrechamente ligado a través del Patriarca Abraham y numerosos profetas a la historia de la salvación y a las grandes tradiciones religiosas del judaísmo, del cristianismo y del islam" (Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, 5 de marzo).

Es Pascua

Una mezcla de miedo e ilusión se masticaba aquella noche en las casas de los esclavos. Habían sufrido el endurecimiento de las medidas de su cautiverio, tenían noticias de las tensiones y discusiones de Moisés con el faraón para conseguir una salida de tres días al desierto. Tenían motivos para confiar en el poder de Dios que había desplegado nueve plagas ante sus ojos; nueve plagas que habían golpeado a la corte egipcia y a su pueblo, dejando intactos a los esclavos. Pero aquella noche, aquella noche...

Cómo ilumina el evangelio la realidad de esta humanidad herida

Los cristianos somos seguidores de Jesús de Nazaret y desde nuestra debilidad hemos hecho una opción fundamental por Él que nos lleva a identificarnos con Su Persona, con Su Misión y con Su Destino. Tenemos el deseo que Su Espíritu recree en nosotros su Vida, para que la Encarnación pueda hoy prolongarse en cada uno. Y esto es posible en la medida que nos abrimos a su Presencia y en Su Querer.