Un diálogo constructivo sobre problemas éticos asociados a la comunicación digital y a la inteligencia artificial.
Nos encontramos en un mundo en el que la inteligencia artificial (IA) y sus algoritmos están cada día más presentes en nuestras vidas, algunas veces de manera patente y en otras ocasiones de manera más discreta e incluso oculta. La toma de decisiones de los individuos, las empresas y las administraciones es asistida (si no inducida o dirigida) por unos algoritmos cada vez más potentes, soportados en la enorme fuente de información que supone el big data y en procesadores cuya capacidad parece avanzar sin límites.
Todo esto sucede en una sociedad en la que la comunicación digital tiene un papel muy relevante tanto en las relaciones interpersonales como en las comerciales y laborales, conformando un modo de vida en el que los mundos online y offline se combinan y entrecruzan de manera estrecha. Compartimos elementos de nuestra vida cotidiana con desconocidos ante cientos o miles de personas en las redes sociales (RRSS), información que, además, es alimento para el enorme negocio (concepto de “economía de los datos”) de unas grandes empresas tecnológicas cuyo poder, influencia e incluso dominio en la sociedad es un motivo de controversia creciente.