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Santa Eulalia, retrato de una mártir y copatrona de Barcelona

Cada año, las fiestas de Santa Eulalia marcan el mes de febrero en Barcelona. Santa Eulalia, mártir cristiana nacida alrededor del 290 d.C., es una de las patronas de la ciudad, junto con la Virgen de la Merced. Su figura es fundamental en la devoción cristiana catalana y su historia se inscribe en las narraciones hagiográficas de los primeros siglos del cristianismo. Aunque algunos aspectos de su biografía son cuestionados, su culto ha perdurado.

Las reliquias de Santa Eulalia fueron localizadas en el año 878 por el obispo Frodoino en Santa María de las Arenas, lugar donde hoy se levanta Santa María del Mar, y fueron trasladadas solemnemente a la catedral de Barcelona, donde se depositaron en el siglo XIII en un sarcófago gótico.

En 2004, su figura fue retirada del Martirologio Romano, pero su culto sigue vivo a nivel local. Según la tradición, nació en una casa señorial en lo que se conocía como el Desierto de Sarrià, donde experimentó una aparición angelical que le profetizó que se convertiría en santa y patrona de Barcelona. En recuerdo de este prodigio, los cipreses del bosque se transformaron en palmeras, un árbol desconocido en la ciudad en aquel tiempo.

Santa Eulalia también era conocida por su bondad y espíritu caritativo, especialmente por ofrecer limosna a los pobres, algo que desagradaba a sus padres. En una leyenda, mientras llevaba pan escondido bajo la falda para entregárselo a una persona necesitada, su padre le preguntó qué llevaba. Ella respondió que llevaba flores, y el pan se transformó milagrosamente en flores.

Otro relato cuenta que, cuando dos jóvenes pidieron ayuda para un pozo seco, Santa Eulalia extendió su manto sobre el brocal y el agua comenzó a brotar con tanta intensidad que se decía que todavía alimentaba los pozos de la ciudad.

Durante la persecución cristiana ordenada por el emperador Diocleciano, Santa Eulalia se presentó ante el procónsul Daciano para denunciar las injusticias. Se negó a renunciar a su fe y fue encarcelada y sometida a trece torturas, una por cada año de vida. Los martirios incluían flagelaciones, desgarros con garfios, quemaduras en los pies, amputaciones, aceite hirviendo sobre las heridas e inmersión en plomo fundido. Uno de los martirios más conocidos fue encerrarla en un barril lleno de clavos y vidrios rotos y hacerlo rodar por la pendiente de la Bajada de Santa Eulalia. Este episodio se vinculó al gremio de toneleros, que la adoptó como patrona.

Según otros relatos, fue encerrada en un corral lleno de pulgas, lo que podría explicar el origen del nombre del Call de les Puces. También se la asocia al milagro del fuego: cuando fue sometida a las llamas, estas se desviaron hacia sus verdugos.

Finalmente, la leyenda dice que Santa Eulalia fue crucificada desnuda en una cruz en forma de aspa en la Plaza del Ángel. Para preservar su dignidad, su cabello creció milagrosamente hasta cubrirla, o bien comenzó a nevar hasta ocultar su cuerpo. Cuando murió, el alma de Santa Eulalia ascendió al cielo en forma de paloma blanca.

Varios lugares de Barcelona han reivindicado ser el escenario de su martirio, como el Pla de la Boqueria. En memoria de estos eventos, la ciudad conserva varias referencias a la santa, como la Bajada de Santa Eulalia y su imagen en la Rambla.

Santa Eulalia es representada como una joven virgen con una palma de martirio y una cruz en forma de “X”, símbolo de su sacrificio. En algunas representaciones, se la muestra rodeada de copos de nieve, en referencia al milagro que acompañó su muerte. Su imagen también aparece en vitrales, pinturas y esculturas de iglesias y museos.

Las Fiestas en Honor a Santa Eulalia incluyen actos religiosos y culturales, como la procesión de las Laies, donde gigantes representan diversas versiones de Santa Eulalia por las calles de Barcelona, pasacalles, castellers y espectáculos de luz.

Santa Eulalia ha dejado una huella profunda en la cultura popular barcelonesa. Su historia ha inspirado a artistas, escritores e historiadores, y su figura se conserva a través de obras de arte y esculturas, así como en reinterpretaciones modernas. Hoy, la festividad de Santa Eulalia sigue siendo una celebración importante para la ciudad, recordando su determinación y fe. Aunque su patronazgo oficial ha sido sustituido, sigue siendo una figura querida por los barceloneses, con una gran presencia en las manifestaciones religiosas y culturales de la ciudad.

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