"Los reyes traen regalos pero también son sabios que se dan a los demás"
Hace unos días desde el ISCREB me pidieron de escribir un artículo sobre el día de Reyes, pregunté sobre qué aspecto y me dijeron que escribiera sobre aquello que me sugiriera este día, sobre lo primero que me viniera a la cabeza al pensar en esta fecha señalada.
Me gustaría empezar diciendo que soy profesora de religión en un instituto público desde hace más de treinta años y en estos tiempos he visto cómo ha ido cambiando el conocimiento religioso de nuestros adolescentes. Cuando empecé, los alumnos, aunque no fueran creyentes, tenían algunas referencias y conocimientos sobre el cristianismo y sus festividades principales, y lo que tenía que hacer era dar sentido y coherencia a estos conocimientos, explicar el porqué de las diferentes fiestas y símbolos. Hoy en día esto ya no es así, nuestra sociedad, tan secularizada, hace que muchos alumnos no tengan ningún conocimiento de la religión cristiana, y todo se tiene que explicar y contextualizar. Hace falta pues empezar desde cero: desde qué es un evangelio hasta en cuál de ellos encontramos el texto que referencia en esta celebración, porqué tres reyes, de dónde venían, quiénes eran, el encuentro con Herodes, la adoración, los tres regalos ...
Y me pregunto: ¿cómo puede ser que muchos de nuestros alumnos salgan con más conocimientos sobre otras confesiones religiosas que no la nuestra? Conocer es entender el otro, valorarlo y esto tiene que funcionar en todas direcciones, no podemos dar por hecho un conocimiento de la religión cristiana que no es real y que parece que nuestra sociedad quiera borrar. Creo que tendríamos que plantearnos qué estamos haciendo y si esto es positivo.
Dicho esto, de esta fiesta todo el mundo destaca la emoción, que indudablemente está, pero podemos dar un paso más y reivindicar también el valor educativo: pensar y valorar aquello que nos traerán los Reyes, escribirlo, hacer una revisión de cómo ha ido el año, los nervios, la espera y finalmente la llegada del día tan deseado con toda su magia.
Ahora, cuando cada vez más tenemos claros los problemas de nuestra sociedad, como por ejemplo: la inmediatez, el individualismo, hacer varias cosas a la vez o la poca cultura del esfuerzo, esta fiesta nos puede ayudar a ir educando para cambiar. Y podemos hacerlo reforzando los aspectos más positivos, no solo el consumismo, que parece inherente en las fiestas de Navidad en general y especialmente en el día de Reyes.
Pongamos pues en valor la espera. Recordemos que todo no es para ahora mismo, no nos frustremos cuando no consigamos las cosas en el momento que las queramos. Resistámonos a avanzar los regalos por el tió o por el Papá Noel para que los puedan disfrutar más días y aprendamos a disfrutar de la espera. Reflexionemos sobre qué queremos y qué necesitamos. Redactemos la carta a los reyes con tiempo y valoremos el deseo de una cosa u otra, puede ser muy interesante y puede tener un gran valor pedagógico. Renunciemos a algunas cosas. Sabemos que algunas nos serán dadas y otras no. Pidamos con ilusión pero sin exigencias y pensando también en los otros.
Los Reyes traen regalos, pero también se dan a los otros. Son personas importantes, sabios que dejan sus tareas y emprenden un camino, dejando sus ocupaciones para ir y hacer una cosa más valiosa, que les requiere toda la atención.
Finalmente, quisiera deciros que la estrella es uno de los símbolos que más me gustan. No siempre aparecen estrellas que nos muestren el camino, tenemos que tener los ojos abiertos y cuando aparecen; seguirlas. Saber encontrar las personas de referencia, los signos de los tiempos y tener el coraje de seguirlas.
Acabo, pues, agradeciendo que me hayan pedido este escrito que me ha hecho parar, reflexionar y compartir haciendo que mi propio día de Reyes haya sido aún mejor este año.