La Iglesia y la sinodalidad
Lluís Agustí i Parrot, marista y profesor del ISCREB, impartió hace unos días una charla en Menorca sobre la Iglesia y la Sinodalitat. Sonia Febrer, periodista en el Obispado de Menorca, lo entrevista sobre su ponencia.
¿La sinodalitat es un proceso nuevo o tiene una base eclesial anterior?
La sinodalidad no es nueva. El itinerario seguido sí que es una realidad nueva. Las primeras comunidades cristianas vivían en un clima de sinodalidad (Hechos 1, 12-14), sus miembros compartían juntos, había un clima de participación y de compromiso. Se tenía en cuenta los carismas de cada uno y se vivía en comunión de plegaria, misión y vida. Los Santos Padres de la Iglesia afirmaban que la Iglesia es sinodal. Los Concilios y Sínodos que se han celebrado a lo largo de la historia de la Iglesia demuestran que es una dimensión significativa para la Iglesia. El Concilio Ecuménico Vaticano II nos propone un nuevo modelo de Iglesia de comunión y participación. Podríamos decir que tiene una base eclesial de larga duración en el tiempo. Ahora bien, en determinadas épocas se ha olvidado y ahora el Papa Francisco vuelve a retomar su importancia y la pone en valor. Un camino por hacer.
¿Cómo hacer que la sinodalitat sea efectiva en las parroquias?
La sinodalidad sabemos que es una manera de hacer y de vivir eclesiales que implica un andar juntos. La parroquia es el lugar donde se puede vivir de manera intensiva esta actitud. ¿Cómo? Favoreciendo el diálogo, la escucha y la consulta; creando espacios de participación y de misión; potenciando los consejos pastorales, las comisiones de animación; distribuyendo responsabilidades y favoreciendo el compromiso. Un aspecto actual es el trabajo en red. Esto supone que hay intercambio y comunicación entre parroquias, experiencias compartidas, ayuda mutua, solidaridad para cubrir necesidades, grupos de plegaria conjuntos, encuentros, la caridad y la economía que son circulares... Es un campo muy amplio en que se pueden dar iniciativas creativas.
¿Cómo valora este Sínodo de los Obispos (2021-2024)?
Todavía estamos en proceso, por lo tanto no lo podemos valorar. Sí que puedo decir que es una oportunidad y puede servir de revulsivo para la Iglesia entera porque nos implica a todos. Remarcar también la participación del laicado. Los laicos tienen que jugar su papel en la animación de las Comunidades. Y hay que dejar espacio de animación a todos los laicos y laicas. Por eso hace falta formación y discernimiento. Subrayar la importancia de la mujer tanto en la participación como en la animación del proceso sinodal. Según unos datos aparecidos a Religión Digital, en España el 70% de las más de 200.000 personas que han participado son mujeres repartidas en 13.500 grupos sinodales. Buen camino sinodal.