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Cuestionar la inteligencia artificial

¿Qué pensáis? Me hago esta pregunta: ¿es legítimo el uso de una inteligencia artificial (IA) para la creación y transmisión de contenidos con vocación espiritual?

Para esbozar una respuesta, me gustaría hacer un paralelismo con el mundo del arte, tomando el ejemplo del ceramista. Éste, cuando está en la cima de su arte, está por la suma de años de práctica, de aprendizaje, de perfeccionamiento. Es el resultado de una transmisión, de relaciones y de la repetición de gestos primero y, después, de la apropiación personal de estos gestos para crear un saber hacer propio. Un buen ceramista posee y domina una suma de saberes, de saber hacer, saber estar y saber devenir. Su arte implica tanto el cuerpo como la mente: un ceramista utiliza sus manos para dar forma y su mente para crear. Sin embargo, con el tiempo, el saber hacer y la puesta en movimiento del cuerpo y de la mente se silenciaron paulatinamente para estandarizar la producción. Se pulsa un botón que enciende una máquina que reproducirá la pieza previamente creada. La industrialización y los avances tecnológicos han logrado uniformizar completamente la producción.

Si vuelvo a la idea de una reflexión totalmente generada por una IA, surgen dos pistas:

En primer lugar, veo la misma externalización de los procesos internos. Quien ofrece una reflexión generada por IA ya no es un artesano, sino un maquinista. Pulsa un botón y ofrece un contenido predefinido. Delega el diálogo interno con lo divino en una máquina. Veo un problema de fondo: si puedo imaginar e incluso entender que se parte de un producto prefabricado por una producción material, que me interesa compartir y/o escuchar, sea de orden espiritual o no, es la forma en que la idea se encarna, si uno es honesto, hablará desde uno mismo. Sin embargo, el uso de una IA desencarna la idea de facto. Y aunque el autor se adhiera a la idea generada, me gusta cuando la reflexión propuesta viene de lo humano que elige sus palabras, su disposición. La forma dada refleja sobre todo un sujeto singular. Más aún en un contexto religioso como es el entorno cristiano, uno de cuyos pilares es la comunidad: ¿qué ocurre con su relevancia, si los contenidos ya no son propuestos por personas sino por IA?

Y la reflexión se extiende a la producción de contenido espiritual de forma más amplia. ¿Qué ocurre con una persona que va a Internet para inspirarse en meditaciones o interpretaciones que ya existen? ¿Qué ocurre con un texto preimpuesto por un contexto (calendario litúrgico) o que uno se impone a sí mismo (leccionario) para el que se buscará sermones premasticados en lugar de encarnar lo que está pasando interiormente? ¿Y el hecho de ir a leer comentarios antes de producir la menor reflexión para precisamente tener pistas de reflexión? En cuanto a mí, no entiendo ese proceso de apropiación que consiste en cambiar algunas palabras de un contenido para hacerlo propio. No, lo que realmente me interesa son las palabras plenamente encarnadas, aunque sean opuestas a las mías. Pues es en el vínculo con el otro donde me construyo como persona. Sin embargo, la reflexión por procuración me impide personalmente entrar en este vínculo. A la idea le falta carne y humanidad. Aún voy más allá: si en los textos bíblicos lo divino se encarna en lo humano es para alentarnos a girarnos precisamente hacia lo humano. Entonces, ¿es pertinente delegar lo que hay de más humano en el compartir, la encarnación, en una máquina? Es, creo, sustraerse a la buena noticia que se encuentra en esta relación plena y completa con el otro en la diferencia.

En segundo lugar, el uso de una IA para la creación de contenido con significado espiritual me plantea la cuestión del estatuto de sujeto/objeto. ¿Qué pensamiento se expresa? En definitiva, uno se convierte en sujeto cuando expresa el fondo de su pensamiento, plena y libremente. Se convierte en objeto cuando el pensamiento que expresa es exterior a él. Delegar la producción de un contenido para ser encarnado en una máquina es, a mis ojos, convertirse en un objeto porque el pensamiento que se expresa es un pensamiento mediatizado y no el mío. Hablaré de autodeterminación: yo soy cada vez más sujeto, a medida que diferencio las cosas interiormente (mis emociones, mis sentimientos, los hechos, lo vivido, mis proyecciones, etc.). Pero también a medida que diferencio lo que es exterior a mí (los demás, el mundo, los acontecimientos, los sentimientos de los demás, etc.) a la vez que me diferencio. Cuanto más se opera esta diferenciación, más congruente soy y más un sujeto que se expresa. Además de no permitir esta expresión, el planteamiento de utilizar la IA aquí dificulta este trabajo de diferenciación interior y exterior. Así, la realidad hipotética donde todas las cuestiones espirituales serían tratadas por las IA, es la consecución a mis ojos de la objetivación de las personas. Es, en mi prisma de lector, lo contrario de lo que ofrece la figura de Jesús, es decir, un trabajo de autodeterminación, de diferenciación y de posibilidad de convertirse en sujeto entre otros sujetos.

Entonces, y para responder a la pregunta planteada: probablemente sea interesante en algunos aspectos ver cómo una IA genera una meditación. Si la IA ofrece una mediatización de lo que existe, sonrío forzadamente porque encuentro la idea débil y pobre. Y debo admitir que para mí nada reemplazará nunca el contenido generado por una inteligencia humana arraigada en la experiencia, ya sea que se hable de una meditación espiritual como de cualquier otro texto. Y todavía voy más allá: prefiero establecer vínculos con alguien que me proponga un contenido lleno de errores de razonamiento, de errores factuales, incluso un contenido mediocre que después podríamos discutir, que con una IA que me haga una propuesta perfecta. En otras palabras, siempre preferiré el vínculo con el otro y con lo más profundo, aunque sea incorrecto, que una IA que sea correcta. En cuanto a la IA como herramienta, prefiero producir menos y tardar más tiempo para que se encarne plenamente, que utilizar este tipo de herramienta (quizás mal). Prefiero estar en contacto con los demás cuando proponen un contenido y lo que quiero dar a los demás soy yo, en lo que tengo de más auténtico, más fuerte y más frágil, ni más ni menos.
 

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