Covid: nueva forma de relacionarnos
Esta pandemia nos ha afectado a todos en mayor o menor grado, o porque hemos sufrido el Covid, o porque hemos estado confinados, o porque hemos perdido a seres queridos, o porque hemos vivido el darnos a los demás hasta el agotamiento...
Todos y todas hemos perdido alguna cosa: salud, libertad, trabajo...
Ha sido y será un tiempo que nos pone en contacto con nuestras pérdidas, que nos urge elaborar duelos presentes y pasados, que nos invita a mirar de frente a la muerte, que nos confronta con la finitud del ser humano, con la importancia, con la incerteza, con la vulnerabilidad...
Es un tiempo que ha exacerbado miedos: por contagiar y a ser contagiado, miedo a “tocarnos”, miedo a encerrarnos, miedo al vacío, miedo a no cambiar y a seguir igual...
También ha sido y será un tiempo para renacer, para ir más allá de la propia entrega, para dar lo mejor que llevemos dentro, para profundizar y adorar la realidad, que siempre es lugar de encuentro con Él.
Lo vivido nos confronta con una afirmación: “nuestro mundo está enfermo”.
La naturaleza es la máxima expresión de la belleza de Dios y su sentido es ser y librarse gratuitamente como alimento, como aroma, como maravilla a la vida, al tacto...
Hemos enfermado al mundo, hemos depredado la naturaleza y el corazón del ser humano.
La humanidad camina perdida, muchos y muchas con sed de profundidad, de ir a lo esencial, pero con la dificultad de encontrar el “como”. ¿Será que quizás buscamos el “como” fuera de nosotros mismos?, ¿no será que está dentro de nosotros?, ¿no será que el “como” requiere de nuestro silencio interior para poder escuchar y después mirar hacia fuera?
El Covid parece ser un aviso de la naturaleza. También antes ha habido otras pandemias que han marcado cambios importantes en la humanidad, pero puede ser que en estas pandemias anteriores la naturaleza no estuviera tan maltratada... La pandemia nos une a toda la humanidad a ver la misma realidad en mayor o menor escala.
El mundo en el que vivimos es reflejo del interior que somos. La vida es un espejo. Ya lo dijo, hace mucho tiempo, Gandhi: “Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo”.
El Covid nos recuerda que somos naturaleza, que todos somos uno, que nuestra esencia es como la de la naturaleza, ser y librarnos gratuitamente, amar...
Cuando miramos hacia dentro, para llegar a lo más profundo, es necesario atravesar zonas o aspectos que no nos gustan, nuestros propios miedos, nuestras limitaciones, heridas, errores.... pero así adquirimos más transparencia y libertad. Solo desde aquí podemos mirar el mundo y la realidad de nuevo. Y solo desde esta mayor transparencia y libertad, podemos aprender a relacionarnos con la naturaleza y las personas, no desde la depredación, sino desde el cuidado, desde la contemplación... desde, en definitiva, la adoración.