Teología, dicho de sorpresa y desafío: la transfiguración de los contrastes
El discurso teológico es desafiante, sorprendente y sorprendido, porque hablar de aquello que va más allá del contraste supone apuntarse tanto a la necesidad del desafío como sorpresa que haya estado posible esta necesidad. Para hacernos una idea de esto, es necesario que nos situemos en el ámbito donde la sorpresa y el desafío pueden darse: el ámbito del contraste.