Josep Maria Solà: “Todo cristiano hace teología cuando reflexiona sobre su fe"
[Agència Flama]. Mañana, 7 de noviembre, la Escuela de Teología del Maresme comenzará un nuevo curso en los locales de la parroquia de San José de Mataró con un ciclo de cuatro conferencias titulado “El más allá y la esperanza cristiana”. Este será el 32º año consecutivo de funcionamiento de este proyecto dirigido por el teólogo y exprofesor de religión Josep Maria Solà, orientado a dotar a los laicos de una formación de calidad para que puedan defender su fe con argumentos sólidos.
Se dice que la Escuela de Teología del Maresme es un experimento poco habitual en Cataluña.
Así es. Se trata de un producto típico del Concilio Vaticano II, que dedicó a los laicos un capítulo entero de Lumen Gentium [una de sus cuatro constituciones]. El Concilio supuso un momento de euforia sobre la formación del laicado y su contribución y corresponsabilidad en la vida de la Iglesia. Fue a partir de aquellos años cuando las mujeres catequistas comenzaron a tomar las riendas de la formación de los niños, algo que anteriormente hacían los sacerdotes.
¿Cómo se presenta este nuevo curso en la Escuela de Teología en cuanto a la afluencia de alumnos?
Este año, la perspectiva es de una veintena de alumnos, aunque el plazo de inscripción sigue abierto. La Escuela de Teología del Maresme se nutre mayormente de personas mayores, personas que fueron catequistas y que nunca renunciaron a seguir formándose. Ahora, muchos de ellos ya han cumplido los ochenta años o están cerca, lo que significa que se trata de un alumnado que se irá extinguiendo porque hasta ahora no ha habido relevo generacional. Es decir, de la misma forma que las iglesias se están vaciando y no hay gente joven en misa, también hay menos personas interesadas en estudiar teología, y además, de forma presencial, ya que no ofrecemos modalidad en línea.
Entonces, a corto o medio plazo, la continuidad de la escuela parece que planteará importantes retos.
Efectivamente, porque hay algo claro: si no hay una presencia razonable de alumnos tampoco podemos pagar a los profesores. Estamos estudiando eventuales escenarios, y parece que la supervivencia implicaría insertar la escuela en un plan global de formación aprovechando la reestructuración que se hace en las parroquias; es decir, intentar integrarla en un proyecto más grande y que no quede como algo aislado o residual. El principal desafío es cómo insertar un producto del Vaticano II en un contexto de organización pastoral y eclesial en el que el Vaticano II ha quedado relegado.
¿Cómo ha sido la evolución del centro desde sus inicios en 1993?
Durante los primeros veinticinco años llegamos a tener más de sesenta alumnos por curso. Más tarde, comenzamos a colaborar con el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona (ISCREB), que se ofreció a convalidar estos estudios y a facilitarnos profesores y publicidad a través de su sitio web. Hacia el año 2018, sufrimos una importante caída en la matrícula y entonces decidimos empezar a trabajar con una fórmula nueva basada en cuatro conferencias mensuales unidas por un eje vertebrador, de manera que no tenías que asistir necesariamente a todas. Eso dio resultados y ganamos algunos alumnos más, hasta llegar a los 30 o 35.
La Escuela de Teología del Maresme nació como un espacio claramente orientado a los laicos. Ahora, con el Sínodo, parece que cada vez están más llamados a asumir más responsabilidades en la vida de la Iglesia.
Desde mi larga experiencia en el consejo pastoral de la parroquia, he de decir que tengo mis dudas sobre el papel del laicado en la Iglesia. Actualmente, hay párrocos que no necesitan a los laicos ni para leer las lecturas, lo hacen todo ellos. El eminente teólogo Josep Gil Ribas decía que los laicos sirven para hacer lo que el párroco no sabe hacer. Es decir, si el párroco sabe cambiar la bombilla, ¡lo hará él! Hace muchos años, mi padre estuvo en la Junta de obra de la parroquia, que es como se llamaba antiguamente el consejo de economía. Todas las parroquias tenían uno porque en el seminario no se enseñaba economía y los párrocos, como no sabían, tenían que confiar en los laicos. En la parroquia de San José de Mataró se confió la economía a un grupo de laicos y se produjo una remontada impresionante. Con esto quiero decir que los laicos están para según qué cosas sí y para según qué cosas no. A mí me gustaría que pudieran estar más implicados. ¿Quieres escuchar otra anécdota?
Adelante, por favor.
Una vez un párroco convocó a los laicos de la parroquia para planificar la Semana Santa. Cuando llegaron, les expuso el programa, que había preparado él previamente; entonces alguien sugirió hacer algunos cambios, y les dijo que ya no se podía porque ¡estaba en impresión! “¿Y para qué nos has convocado?”, le preguntaron. Es decir, si el laico no se siente partícipe en las decisiones que luego se llevarán a cabo, no querrá participar.
Pero lo que se busca con el Sínodo es precisamente esto, corresponsabilidad, caminar juntos, igualdad entre todos mediante la dignidad bautismal.
Eso está muy bien, pero está por ver. Literatura sobre las excelencias de los laicos encontrarás toda la que quieras y no tendrás tiempo de leerla toda. Ahora bien, una cosa es lo que se escribe y otra lo que se lleva a la práctica. A mí, como laico e impulsor de esta escuela, siempre se me ha respetado y animado, y lo agradezco. Pero otra cosa es la situación del laico en la vida de la Iglesia.
Volviendo a los estudios de teología: ¿cree que en todo creyente debe haber un teólogo?
Sí, porque en el momento en que reflexionas sobre tu fe, y esta reflexión toma forma de discurso que está en tu mente, o lo escribirás o se lo explicarás a alguien, estarás haciendo teología. Por tanto, en este sentido, la teología siempre está presente. Otra cosa es que este discurso sobre la reflexión de tu fe y relación con Dios se sistematice en un todo orgánico en el que se encuentran las diferentes disciplinas teológicas. Todo cristiano hace teología, un padre, una madre o unos abuelos que explican a los niños historias de la Biblia o sobre Dios están haciendo teología, ya que etimológicamente theo-logos es “hacer discurso sobre Dios”.
Además de eso, parece una buena idea que los laicos puedan formarse de una manera más sistemática a través de cursos como los que se imparten en la Escuela de Teología del Maresme.
Y tanto que puede ser buena idea. En nuestra escuela siempre hemos ofrecido un alto nivel formativo con profesores muy reconocidos y eso es lo que nos ha mantenido hasta ahora. Teníamos un profesor que decía: “Para escuchar que Dios nos ama mucho y todos somos hermanos, no hace falta moverse del sofá de casa”. Aquí hemos tenido alumnos que a veces les ha costado seguir las clases, pero eso les ha hecho esforzarse y siempre han llevado consigo algún aprendizaje interesante.