Fraternidad humana, paz mundial y coexistencia común: un documento islamocristià
- Después de encontrarse en El Cairo en abril de 2017 (http://www.vatican.va/content/francesco/es/travels/2017/outside/documents/papa-francesco-egitto_2017.html), el Papa Francisco y Ahmad al-Tayyib, Gran Imam de la Universidad de a el-Azhar, se reencontraron a inicios de febrero de 2019 en Abu Dabi en la conferencia organizada por el Consejo de Sabios Musulmanes. Acabadas estas sesiones firmaron conjuntamente una declaración titulada Documento sobre la fraternidad humana, por la paz y la convivència. (http://www.vatican.va/content/francesco/es/events/event.dir.html/content/vaticanevents/es/2019/2/4/fratellanza-umana.html).
El documento se redacta en nombre de Dios que ha creado todos los seres humanos iguales en derechos, deberes y dignidad; en nombre de los pobres, los huérfanos, las viudas, los refugiados, exiliados y víctimas de injusticias; en nombre de los pueblos afectados por guerras; en nombre de la fraternidad denigrada por las ideologías que fomentan el odio; en nombre de la libertad, la justicia y la misericordia, esos de la fe.
El Papa Francisco y el Gran Imam al-Tayyib se dirigen en primer lugar a los responsables de la política y la economía mundial animándolos a difundir la cultura de la tolerancia, la coexistencia y la paz; y, en segundo lugar, interpelan a los intelectuales, responsables religiosos, artistas y periodistas para que reencuentren los valores de la paz, la justicia, el bien, la belleza y la fraternidad.
El Documento empieza con un análisis de los rasgos más destacables del mundo contemporáneo. Además de citar algunos aspectos positivos (los adelantos científicos y tecnológicos, de la medicina, la industria y el bienestar) se destacan algunos elementos que son objeto de denuncia: una conciencia anestesiada y alejada de los valores religiosos; la preponderancia del individualismo y del materialismo; un sentimiento de frustración, soledad y desesperación que aboca a ideologías extremistas; la incertidumbre, la decepción y el miedo al futuro; la inestabilidad provocada por las crisis políticas, la injusticia y la ausencia de una distribución equitativa de los recursos. Frente a esto se destaca la importancia de la familia que proporciona protección y una sólida educación moral, y de la educación en los valores religiosos que hace frente a la tendencia al individualismo y al extremismo.
En cuanto a la finalidad de las religiones se destacan dos objetivos: 1.- reconocer que Dios es el señor de la vida y que nadie tiene derecho a amenazarla ni manipularla mediante genocidios, atentados, desplazamientos forzados, tráfico de órganos, abortos o eutanasia; 2.- denunciar toda forma de violencia, odio, hostilidad o extremismo que son siempre desviaciones, abusos e instrumentalizaciones de los verdaderos sentimientos religiosos.
A partir de esta finalidad, el Documento recuerda que las religiones se adhieren a las siguientes convicciones: 1.- la paz, el conocimiento recíproco y la fraternidad que protegen de la indiferencia y de la ley del más fuerte; 2.- la libertad de creencia, pensamiento, expresión y acción que hacen de la pluralidad un don de Dios que impide imponer una forma de civilización a quien no la comparte; 3.- la justicia basada en la misericordia; el diálogo, la comprensión, la cultura de la tolerancia, la aceptación del otro y la coexistencia; 4.- el encuentro entre creyentes en los valores comunes; 5.- la protección de los lugares de culto; 6.- la condena del terrorismo con la consecuente interrupción de su financiación y justificación; 7.- la ciudadanía basada en la igualdad de derechos y deberes, de forma que se renuncie a discriminar minorías; 8.- el encuentro entre Oriente y Occidente con sus diferencias históricas, culturales y religiosas a fin de consolidar los derechos humanos y una vida digna para todo el mundo; 9.- acabar con todas las prácticas inhumanas que humillan la dignidad de las mujeres y trabajar para modificar las leyes que impiden que fluyan plenamente de sus derechos; 10.- la defensa de los derechos de los niños; 11.- la protección de los derechos de las personas mayores y de quienes sufren alguna forma de debilidad, discapacidad y opresión.
El Vaticano y al-Azhar se comprometen a librar este Documento a las autoridades, organizaciones y líderes religiosos animándolos a traducirlo en decisiones, textos legislativos y programas de estudio en los centros de educación. Se espera, así, que su contenido sea una invitación a la reconciliación y la fraternidad, un llamamiento a rechazar la violencia, y un abrazo entre todos quienes creen que Dios nos ha creado para que nos conozcamos, cooperemos y vivamos con hermandad.