Psicoanálisis y hecho religioso: necesidad de creer y ética
El 1927, Freud publicó El porvenir de una ilusión, un pequeño ensayo sobre la secularización de las sociedades europeas y en el cual anticipa, desde su punto de vista, la amplificación de esta tendencia a largo plazo. Ve, en este fenómeno, una maduración de la civilización, la causa principal de la cual tiene base en el progreso científico: las ideas religiosas reciben la condición de ilusiones, destinadas a ser disipadas por el crecimiento exponencial de las luces de la razón.
Esta obra, ciertamente, no es la única que ha tratado la religión en el corpus freudiano; se inscribe dentro del que se puede denominar una teoría freudiana de la religión. Dos libros principales, especialmente, Tótem y tabú (1913) y Moisés y la religión monoteísta (1939), quieren determinar la génesis, a la vez, psicológica e histórica de las ideas religiosas –y más particularmente de la idea de dios.
Aun así, El porvenir de una ilusión es bastante singular, puesto que se manifiesta una necesidad, para Freud, de afirmar el carácter decididamente irreligioso del psicoanálisis, y de declararse públicamente a favor del declive de la religión. Es sobre todo esta profesión de «no fe» que nos ha interpelado y que hace de esta tesina la piedra angular de la reflexión de Freud sobre el hecho religioso.