Ecología y supervivencia
Antoni Matabosch i Soler es presbítero y doctor en Teología, diplomado en Teología Espiritual y Ecumenismo. Actualmente es Presidente Honorario de la Fundació Joan Maragall. Ha publicado recientemente "Ecología integral y supervivencia" sobre las aportaciones de las religiones al problema ecológico.
«La sabiduría cristiana en la ecología»: ¿a qué se refiere?
Las causas de la crisis ecológica global son tan profundas que exigen un cambio radical de mentalidad y en esto las religiones pueden aportar su sabiduría milenaria, sobre todo el cristianismo
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¿Cómo ha presentado este tema?
He expuesto que el cristianismo considera que el dueño del mundo es Dios y que los humanos sólo somos sus administradores. No somos dueños y señores que usan y abusan, sino conservadores, cuidadores, cultivadores de la naturaleza que Dios ha encomendado a toda la humanidad.
¿Qué papel o responsabilidad tenemos los cristianos para relacionarnos debidamente con nuestro entorno?
Dios nos ha creado en su imagen y semejanza. No somos Dios, pero sí somos imitadores y continuadores de su obra creadora y de cuidado. Sólo tenemos este mundo para vivir en él y si seguimos como la raza humana puede desaparecer de su faz.
El Papa Francisco en el capítulo 4 de la encíclica “Laudato si” habla de ecología integral. ¿Cómo actuar en este sentido?
Integral significa que la ecología lo toma todo, que todo lo que existe está interrelacionado. Todos los seres del universo están unidos y dependientes unos de otros con un equilibrio provechoso, pero podemos dañarlo creando un caos; existe una fuerte relación entre ecología y justicia, entre los temas ecológicos y los sociales. Debemos ir a una “ecojusticia”.
¿Por qué recomendaría leer esta encíclica a quien no lo haya hecho?
Porque se entiende todo sobre unos temas primordiales que tocan nuestro día a día y también el futuro de toda la humanidad. Nos aclara que estamos en un momento muy crítico de la sociedad mundial, cercano a nuestra autodestrucción, y que deben tomarse medidas grandes, globales, de cambios de mentalidad y de forma de vivir. Sin una ecología integral no habrá supervivencia. El drama es que los países mayores son los más contaminadores y no van por el camino de la contención. Nos arrastran al abismo.