- ¿Qué le llevó a escribir "Recuerdo de Dios, Peregrinación a la búsqueda del infinito"?

He escrito el libro Recuerdo de Dios. Peregrinación en busca del infinito, por dos razones. La primera y principal ha sido la necesidad interior de comunicar mi experiencia teológica, espiritual y pastoral sobre mi búsqueda de Dios, desde los 15 años, que en aquel contexto de increencia emergente de los años 60 y 70 del siglo pasado, hice el primer acto de fe personal en Cristo, de una manera libre y consciente, hasta hoy que tengo 72 años. Puedo añadir, que desde entonces hasta hoy, en mi itinerario religioso nunca me he separado de mis amigos creyentes, agnósticos y ateos.

La segunda razón, fue un artículo que publicó en el diario La Vanguardia el profesor y escritor Antoni Puigverd, con el título "Cuando se borra el recuerdo de Dios", en el que interpelaba los católicos no sólo a dar testimonio de compromiso social, sino también a explicar la fe en Dios.

- ¿Cuáles son las barreras que separan los creyentes de los agnósticos y los ateos?

Las barreras que nos separan a los creyentes de los agnóstico y ateos, provienen del miedo a los que piensan diferente de nosotros. Este miedo nace de la inmadurez personal y de la fragilidad de los nuestras opciones. En cambio, cuando hay madurez y firmeza interior, no sólo no hay ninguna barrera que nos separe de los demás, sino que, en el diálogo abierto y sin prejuicios, el creyente encuentra una posibilidad de crecimiento personal espléndido. Además, como teólogo quiero añadir que abrirnos a todas las personas y grupos, sin distinciones, ni barreras, se convierte en una fuente teológica importante en la tarea académica del teólogo en la sociedad contemporánea.

- Algunos califican este libro, como el de su vida. ¿Cree que es así?

Para contestar este pregunta, sugiero la lectura del prólogo del escritor Antoni Puigverd, con lo que aún no nos conocemos personalmente. Nos conoceremos, si Dios quiere, en la presentación del libro que se hará en la sala Pere Casaldàliga de la Fundación Claret (c /. Llúria, 5) el próximo día 29 a las 7 de la tarde. Se trata de un prólogo de 7 llenas, que al leerlo pensé que solamente por él ya había valido la pena escribir el libro.

Del mismo modo que los padres, con el trabajo de toda su vida, dejan un legado a los hijos en el testamento, me parece que con trabajo de toda mi vida, dejo un legado, tal vez muy pequeño como un grano de mostaza , sobre la pregunta capital de nuestra existencia en el mundo: Estamos solos, sí o no ?, somos una hoja que se la lleva el viento, o somos una planta arraigada en la ternura de Dios?

- ¿Por qué cree que hay que leer su libro?

Este libro puede ayudar a construir puentes en el diálogo y la cooperación entre la fe cristiana y los nuevos humanismos y espiritualidades emergentes en la actualidad. También puede ayudar a los teólogos a plantearse, desde un ángulo diferente, la importancia de la renovación del lenguaje y de la comunicación en la tarea específica de la teología en el mundo contemporáneo. Este diálogo debe ser interdisciplinario con la ciencia, la psicología, la sociología, la antropología, el arte y la razón ... pero, en definitiva, con la persona concreta en medio de las turbulencias de la vida.