General

Entrevista: Àgueda Bosch, alumna del ISCREB

11 de noviembre 2017

 - ¿Por qué quisiste estudiar la presencia y la simbología del agua en el Antiguo y el Nuevo Testamento?

En la decisión confluyeron diversas motivaciones que nacen de la experiencia personal: siempre me ha gustado contemplar el mar sereno de las playas o el manar generoso de una fuente; en los textos bíblicos de la Liturgia, tanto del Antiguo como del nuevo Testamento, cuando encuentro el elemento agua siento una conexión particular; y de manera especial el hecho de reflexionar comunitariamente sobre la ecología hizo emerger en nosotros una nueva sensibilidad hacia el uso del agua, un recurso natural muy preciado y escaso, que nos llevó a rehabilitar las cisternas pluviales del monasterio, rescatando una sabia tradición menorquina, y desde entonces me convertí en "pouadora". Casi todos los días tengo que ir a sacar el agua manualmente. Y este servicio cotidiano, se convirtió poco a poco en "sitio" de reflexión y de apertura, de compromiso y solidaridad con tantas personas que sufren por falta de agua. Y lo más precioso es que me pregunté si en las Escrituras encontraría motivaciones y convicciones de fe para el cuidado de la naturaleza. Y la presencia y simbología del agua la concentré en dos figuras femeninas Agar y la Samaritana, que las mujeres en la cuestión del agua, tanto a nivel vital, eclesial, social y político tienen una presencia destacada.

- En la tesina relaciones contaminación y pobreza. Crees que podemos cambiar la relación que tenemos con el planeta para mejorar las condiciones de las personas más vulnerables?

Ciertamente creo que podemos hacer muchas cosas para cambiar la forma de relación que tenemos con el planeta. Como personas cristianas estamos llamadas a cuidar y preservar la naturaleza para las generaciones futuras; educar y educarnos, porque la relación con la naturaleza no sea de dominio y explotación, sino de armonía y fraternidad; a cambiar el corazón y la mentalidad, descubrir una nueva forma de ser y hacer; retornar a una sencillez de vida, sabiendo disfrutar con poco. Para que el deterioro del planeta va unido al sufrimiento de las personas más vulnerables. Pienso que sólo quien asume compartir su camino, quien se sabe compartiendo la vida con Jesús entenderá que significa ser pobre por elección, humilde, limpio de corazón, constructor de paz, compasivo, guardián del agua, hermano y hermana de todos ... para mí es una tarea hermosa y gozosa, valiente y silenciosa, de fe y confianza, fraternal y humana, donde cada acción en beneficio de la ecología y por unas relaciones "sostenibles", por pequeña que sea, vale la pena. Quizá no veamos los resultados de inmediato, pero si perseveramos en el compromiso, seguro que entre todos algo mejoraremos, y el hecho de saber que no estamos solos en ayudará a seguir avanzando.

- Afirmas que "la conversión a la ecología podría ser un elemento para el acercamiento entre las diversas religiones, haciendo piña para trabajar juntos, en la humilde tarea de mejorar el" hogar "común de la humanidad. Crees que esta podría ser una nueva perspectiva que deberían tomar las religiones contemporáneas?

Sí, creo que sería un compromiso que nos ayudaría a encontrarnos en una tarea común, a conocernos más y respetarnos, a convivir en solidaridad y servicio, reconociendo la tierra como un bien a compartir. Respetando los demás y la naturaleza como un regalo compartido. En un mundo globalizado me parece enriquecedora la perspectiva de acercarnos las diversas las religiones en el interés común de cuidar de la vida, de toda vida.