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El Pueblo te hizo santo

28 de febrero 2019
Martha Zechmeister, directora de la Maestría en Teología Latinoamericana de la UCA
Esta fue la gran celebración del pueblo salvadoreño. En la vigilia de la noche de la canonización, del 13 al 14 de octubre de 2018, en la plaza Gerardo Barrios, frente a la catedral de San Salvador, había una atmosfera densa de cercanía y cariño; se realizó la comunión íntima, entre Monseñor Romero y los suyos, cerca de 30 000 personas en la plaza y los innumerables que se unieron desde sus casas y comunidades. Esto sí fue “comunio sanctorum”, entre grandes hombres y mujeres que ya están en la casa del Padre, como María Julia Hernández, la gran defensora de los derechos humanos, Monseñor Urioste, el vicario general de Monseñor Romero, toda la nube de los mártires salvadoreños, y la multitud presente. Se sintió el aire vibrar intensamente del júbilo de tantas víctimas y humillados que pusieron su confianza en el profeta en estos últimos cuarenta años y que fueron rehabilitados en este día junto con él. Es notable que las nuevas generaciones se hicieron presentes masivamente en esta noche, se unieron a este júbilo.

Esta fue la verdadera celebración del pueblo que se expresó en innumerables detalles. Aquí en pinceladas algunos de ellos:

1.      El protagonismo del pueblo fue plenamente reconocido por el P. Tojeira SJ, quien fue el provincial de los jesuitas en 1989 cuando mataron a sus hermanos en la UCA. Iniciando la misa, renunció a cualquier saludo oficial de autoridades y jerarcas y se dirigió inmediatamente al pueblo con las palabras: “ustedes con Romero son la gran autoridad, porque ustedes lo han querido, lo han mantenido vivo y él sigue agradecido, desde el reino, por tanto amor”. La homilía del P. Tojeira, lleno de vigor profético, llegó directamente al corazón de los presentes. En la aclamación “Viva Monseñor Romero”, repetida innumerables veces, el pueblo asumió el compromiso, en las huellas de San Romero hay que “cambiar las cosas desde la raíz”.

2.      En esta noche estuvieron presentes todos los “protagonistas históricos” de este movimiento que puso en marcha Monseñor Romero y que tanto se parece al movimiento de Jesús de Nazaret: las hermanas del Hospitalito, que cuidaron tantos años a Monseñor Romero en vida y muerte, los grupos populares de músicos que daban y dan voz al sentir del pueblo en este caminar por la historia, las comunidades de base del Bajo Lempa y de todo El Salvador, y las Iglesias históricas que desde el inicio se unieron a este camino de Monseñor Romero. Todos ellos, con su presencia, su testimonio, sus cantos y sus bailes hicieron de esta fiesta la gran celebración que hizo vibrar la tierra y subió al cielo.

3.      En esta noche se rompieron los esquemas y se hizo sentir que la Iglesia vive, que es capaz de ponerse en marcha y convertirse de nuevo en fermento para una sociedad más humana. Dos pormenores en esta celebración parecen naturales y por supuesto, sin embargo significan una pequeña revolución: en el momento de recibir el Cuerpo de Cristo también los representantes de las Iglesias hermanas fueron invitados a la comunión eucarística, lo mismo que hace el Papa en las celebraciones en la plaza de San Pedro. Y por primera vez en una celebración como esta, la última palabra en la misa la tenía una mujer, la Hermana Noemí Ortiz, testigo fiel de Monseñor Romero y una acompañante valiente de las comunidades de base por tantos años.