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El fuego y las cenizas, reflexión de un protestante

10 de diciembre 2014

Parece ser que Mahler parafraseaba al pensador inglés Thomas More (1478-1535) y lo decía en el contexto de la innovación musical y representativa. 

El texto donde encontré este pensamiento es un estudio muy serio y actual del Antiguo Testamento. El autor lo menciona en relación con la interpretación de los textos bíblicos. Afirma que en estos textos, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, deberíamos de buscar cuál era el fuego que los inspiró, y no convertirlos en preservadores de una literidad que puede convertirse en cenizas sagradas. El fuego es lo que puede hacer encender los corazones de los lectores, y las cenizas solas no son más que los restos nostálgicos y arqueológicos de un pasado que no volverá. 

Esta reflexión me hizo pensar en muchas de las cosas que tenemos las personas, sobretodo las que ya tenemos una cierta edad. Desde la pareja, a la familia, a la profesión, a la fe, a la religión hasta llegar a la comunidad de fe que llamamos nuestra iglesia y las comunidades hermanas que "caminan con nosotros."

En cada una de estas realidades me planteo reflexionar de qué forma las estamos viviendo, si como cenizas del pasado o como un fuego que perdura y que es capaz de inflamarnos. Siempre existe la posibilidad de remover el calor de estas cenizas hasta que reaparezca el fuego que las engendró. Las cenizas que aún pueden regenerar el fuego inicial se han de preservar. Si no somos capaces de avivar las cenizas es que hemos perdido todo el calor y entonces ya no valen para nada. 

Para los protestantes la palabra "tradición" es vista con desconfianza. La única tradición válida es la Sagrada Escritura. Entonces, el protestantismo debería adaptarse a la sentencia diciendo: "Lo que es importante es la preservación del fuego, no la adoración de las cenizas."

En lo que respecta a la Iglesia, también podríamos reflexionar sobre la manera de vivirla. No sea caso que nuestras iglesias, tanto la católica, como la de los protestantes, se convertieran en cenizas doradas. Sin ir más lejos, yo echo de menos este fuego en mi mismo. Mi corazón ya no se inflama como lo hacía en otros tiempos. 

Como avivar nuestras cenizas? Hemos de buscar el calor que aún escondemos y avivándolo aparecerá la llama, el fuego inicial. No hace falta cambiar de cenizas para encontrar un nuevo calor. Seguro que, en algún sitio de estas cenizas, encontraremos calor escondido. 

No es que no confíe en nuestras cenizas, pero, hemos de mantener la fe y ya no dependerá de la fidelidad de eso que existió sino de la fidelidad del Seños de las cenizas. En Él sí que encontraremos el calor necesario. Él es la garantía del éxito de la búsqueda que necesitamos para volver a notar el fuego dentro de nuestros corazones. 

Quizás deberíamos recuperar aquel "Indignaos" del autor francés Stéphane Hessel, que fue tan famoso en el 2010, y convertirlo en un: "inflamaos". Rechazad ser sólo cenizas sagradas o cenizas de oro. Revolvamos nuestras cenizas, y encontremos el calor, porqué Él está. Sólo es necesario que nos demos cuenta de ello.