Debiéramos comprender
<p>En estos días estamos celebrando la Semana Santa, pero de forma distinta. Ni quiero abrumar con otro mensaje aterrizando en nuestro confinamiento ni, menos aún, dar alas a los sobresaltos y temores, que ya bastantes tenemos. Además, sé muy bien que hay circunstancias donde las reflexiones tienen poco que hacer. Pero, necesitaba escribir algo.</p><br /> <p>En silencio, frente a un crucifijo pienso que Jesús también tuvo una vida, como yo, que, como todo ser humano, se enfrentó solo a la muerte; lo arrancaron de forma violenta de este mundo. Y pienso que también yo habré de afrontar mi propia partida de esta tierra, y no puedo saber cómo sucederá. Me invade la soledad, y siento miedo. En un instante te puede cambiar la existencia, más aún, puede terminar todo, sin ni siquiera haberlo previsto.</p><br /> <p>Y entonces pienso que debiéramos comprender. Debiéramos comprender que la vida no es nuestra, que ni siquiera la merecemos. Ha sido Dios quien nos la ha dado. Que todo es un regalo, las personas que hemos tenido la dicha de conocer, de amar, la salud, la ilusión, el trabajo, el sufrimiento. Todo es Dios quien nos lo da. Si hemos podido vivir todo esto mucho o poco tiempo, ¿acaso alguien tenía derecho a ello? Debiéramos comprender que no tendríamos que malgastar este regalo en pequeñeces, en discusiones, en egoísmos, en codicias... porque se acabará.</p><br /> <p>Pero también debiéramos comprender que aquel hombre del crucifijo es Dios, que nos ha creado, que estamos en sus manos, y que lo puede todo, que la vida es más que la existencia en esta tierra.</p><br /> <p>En estos días de confinamiento debiéramos comprender.</p>