Covid-19 y narración bíblica
En diciembre del 2019, en la ciudad china de Wuhan, se identifican los primeros casos de una enfermedad llamada COVID-19 ocasionada por un nuevo tipo de coronavirus. A día de hoy ha sido declarada como pandemia por la OMS.
La enfermedad tiene una fuerte carga simbólica en sí misma. La lectura que se hace alcanza todo aquello que tiene relación con la vida humana. La narración bíblica también va acompañada de una fuerte carga simbólica, sobre todo en el llamado Antiguo Testamento donde enfermedad, enfermos, sufrimiento, aparecen a menudo.
El trasfondo histórico de tales narraciones se tiene que entender desde una mentalidad y realidad que no es la nuestra, y contextualizada en un tiempo concreto. Me fijo en Ex 7,8-11,10: las plagas de Egipto. En un marco de profundas desigualdades y servidumbres sociales (hebreo, equivale a marginado); en un marco antropoteológico de hechos extraordinarios (milagros), perspectiva del desierto (dificultades), de inicio como pueblo-comunidad (los orígenes), liderazgo (Moisés), intervención gratuita del Dios de Israel, y con un doble cierre: institución de la Pascua y el canto de María, cap. 15. Tal narración, seguramente, adquiere su composición definitiva en el siglo VII a. C., influenciada por la experiencia de la caída del Reino del Norte en el siglo VIII a. C. Una experiencia de desastre.
Brevemente, demasiado... Tres ejes: el Dios bíblico es liberador en sentido antropológico y teológico, tensión-duda-resolución, y la mirada interesada del texto: la vida (relato de la Pascua) viene de este Dios a quien se describe y se alaba, cap. 15. No olvidemos que en ninguno de estos tres ejes hay pasividad por parte de ningún personaje: ni el faraón (¡muy diferente del de la historia de José!), ni Moisés, ni el pueblo, ni Jahvè, ni... Cada cual juega un papel, el suyo, acertado, o no: quizás el relato nos invita a revisar el nuestro.
La enfermedad, acontecida pandemia, es un elemento desestabilizador a nivel personal, social, global: impacta todos los ámbitos de la vida, con consecuencias dramáticas, afectando gravemente las personas y situaciones más desvalidas, pone de relieve la soledad, el desconcierto, la duda, el coraje, la solidaridad, etc. Como en el relato del Éxodo, hay de todo. Pero merece la pena recordar la tesis bíblica, interesada nunca descubierta del todo: Dios es, está, y es providente; a pesar de que a menudo, no lo parezca.