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Comentario de libro Ecología integral y supervivencia

Josep Maria Mallarach

Con el Dr. Antoni Matabosch, nos conocimos, hace más de 10 años, en una sesión del Grup de Treball Estable de les Religions de Catalunya (GTER) y desde entonces hemos coincidido, ya sea personalmente, o en publicaciones, o en diferentes ocasiones. La última, el pasado 27 de noviembre, en una jornada organizada por la DG de Afers Religiosos sobre tradiciones espirituales y sostenibilidad, en la que el Dr. Matabosch pronunció la ponencia inicial con el título de “Religión, ecología y espiritualidad. Una oportunidad de diálogo para la sostenibilidad”. Cuando acabamos, me sorprendió pidiéndome si podía acompañarlo a presentar este libro en el Ateneu Barcelonès, y me gustó aceptar, porque estamos faltos de obras como esta.

Me sorprendió porque quien nos habla, no viene del campo de la teología ni de la filosofía, sino de las ciencias naturales, aplicadas en la conservación del patrimonio natural, sobretodo en espacios naturales sagrados. Y si me he interesado por la dimensión filosófica, cosmológica y espiritual de la crisis ecológica ha sido a partir de la evidencia de que era necesario buscar respuestas fuera del paradigma materialista y tecnocrático que ha causado la crisis en la que nos hundimos. Esto me llevó a interesarme, desde hace años, por la espiritualidad ecológica, la ecosofía... y también en el término que escogió el autor para titular el libro que presentamos, la ecología integral.

Ahora bien, al lado de este término tan atractivo y que gusta a todos, el Dr.Matabosch tuvo el coraje de poner otro, que hace de contrapunto: supervivencia. Un mote que a lo mejor sorprenderá a alguien de los que saben cómo es de medido el uso de palabras del autor de este libro. Pero no existe ninguna exageración, porque resulta que sí, la crisis ecológica global afecta a toda la humanidad. Por primera vez en la historia, se compromete la supervivencia, no la de una nación o la de un imperio, sino la de una civilización materialista tecnocrática occidental, que ha extendido sus tentáculos por casi todo el mundo.

El hecho de unir una ecología integral con supervivencia confiere, al título del libro, un aire de esperanza, dado que la ecología integral, con todo lo que comporta – comenzando por la conversión ecológica- es clave para la supervivencia de la humanidad, o al menos, para una gran parte de esta, confrontados como estamos a unos retos de una gravedad inédita, debidos a la explotación irresponsable a la que una parte de la humanidad ha sometido a nuestra madre tierra. Una explotación, cada vez más intensa, que ha desatado unas tendencias ambientales, políticas, sociales y económicas insostenibles, que ya desbordan la capacidad de autorregulación de la Tierra. Las múltiples crisis simultáneas que vivimos lo manifiestan.

El libro que presentamos es una compilación, una síntesis y una cierta ampliación de un conjunto de escritos y reflexiones que el autor hizo sobre la temática ecológica, en diálogo con la justicia y la paz, cuando dirigimos un seminario sobre “Justicia, paz e integridad de la creación” en el año 1991, es decir, un año antes de la primera Cumbre de la Tierra.

El libro se organiza en 7 capítulos: 1. Qué pasa en la tierra y cómo hemos llegado: cubre desde el teocentrismo medieval hasta el antropocentrismo moderno, y comenta brevemente dónde nos encontramos. 2. Crisis de la ideología del progreso: critica esta ideología surgida en Europa occidental moderna, del brazo con el positivismo y materialismo. 3. Críticas desde el ecologismo actual, tanto en la época moderna como en el cristianismo (el capítulo más breve de todos). Siguen los capítulos 4 y 5, más extensos: el 4º dedicado a las reflexiones de las iglesias cristianas sobre la ecología y el 5º donde expone el proyecto “Justicia, paz e integridad de la creación”.

Estos capítulos creo que pueden sorprender los lectores interesados por el medio ambiente y la ecología. Esto es porque expone que en 1983, nueve años antes de la Cumbre de Río de Janeiro, el Consejo Mundial de Iglesias (la principal organización mundial ecuménica cristiana, fundada en 1948) denunciaba todos los temas que 40 años más tarde llenan las cabeceras de los noticieros.

Visto con perspectiva, el carácter profético de los posicionamientos, las denuncias y las propuestas hechas por el CME resulta impresionante e innegable. Pero se tendría que reflexionar sobre cómo es que, colectivamente, estas iglesias cristianas fueron incapaces de corregir las tendencias insostenibles de aquellos países del mundo donde son más influyentes, porque el hecho innegable es que han seguido empeorando, año tras año, desde entonces tanto si el país era mayoritariamente cristiano como si no lo era.

En el capítulo 6º, de carácter teológico, puede que el más denso, se exponen dos modelos de concepción del mundo como creación de Dios: el histórico-salfívico y el metafísico-racional, con una historia sinóptica del tratamiento de la creación, desde los padres de la Iglesia hasta el mundo desacralizado contemporáneo. El capítulo 7 ofrece la síntesis, que el autor llama “la sabiduría cristiana sobre creación y ecología”. Abasta 8 apartados muy concisos, que parten de la ecología y desembocan en la conversión ecológica integral, que el autor considera una nueva espiritualidad. Sigue con un interesante anexo de Plegarias y Poesías, desde el Papa Francisco, o San Juan de la Cruz,  hasta David Jou, y una bibliografía escogida y comentada, organizada en tres secciones muy prácticas: 1. Obras breves y claras con visión de conjunto – donde encontramos la escasa bibliografía relacionada con esta temática que tenemos en lengua catalana; 2. Comentario amplio a la Laudato Si’ 3. Estudios rigorosos en torno la temática ecológica.

Quisiera destacar cuatro cualidades del libro: la primera es la precisión: no existen palabras sobrantes, está escrito en una prosa directa, sin eufemismos. Segunda, es una obra divulgativa, redactada por un docente que quiere que se haga entendible su mensaje, con un lenguaje claro. Tercera, tiene un planteamiento comprensivo. Y cuarta es esperanzador, en el sentido que anima al lector reflexivo a vencer al miedo para cambiar el estilo d vida. El libro acaba con una breve invitación a la conversión ecológica que elaborada en una cita de la Laudato si’.

De hecho, el libro “Ecología integral y supervivencia” se puede ver como un comentario en la encíclica Laudato si’, como lo son “Ecología integral”, coordinado por Francesc Torralba, o “Ángeles y Robots”, de Jordi Pigem. Hasta ahora, la encíclica Laudato si’ – promulgada hace 5 años- ha tenido menos eco del que muchos esperaban en las instancias eclesiales católicas.... pero creo que, a medida que la crisis ecológica nos afecte de forma más directa, se escuchará más y más, porque su mensaje profético será cada vez más relevante en nuestras vides en este mundo. A la vista de estos retos, no sería atrevido invitar al autor a desarrollar, en un libro complementario a este, la parte dedicada a la conversión ecológica.

Apunto todo esto porque creo que conviene animar al cambio, haciendo propuestas y dando directrices concretas no solo a los fieles en general, sino a las organizaciones eclesiales, desde las parroquias a los centros docentes, desde los hospitales a los hogares infantiles o residencias, porque todos estamos llamados a la conversión ecológica, y todos hemos de responder, si queremos ser fieles a los valores más profundos de nuestra fe. En este sentido, creo que este libro podrá interesar, en particular, a la red de parroquias ecosolidarias, que Cristianisme i Justícia impulsa desde hace unos meses, y que es motivo de mayor esperanza. Haciendo red, colaborando y dándonos coraje mutuamente para hacer el bien, podremos impulsar unas transformaciones que seríamos incapaces de hacer aislados. La comunidad, la parroquia, el colegio, la residencia, la universidad, pueden darnos respuestas que las persones soles nunca podríamos, y pueden ayudar a que las familias se impliquen mucho más.

Como que el libro no hace propuestas prácticas, aprovecho el entendimiento para hacer una: en los datos de transparencia de las organizaciones eclesiales, sería deseable dar a conocer, honestamente la evolución de los datos del impacto socioeconómico, con indicadores claros y entendibles que ayuden a entenderlo, unido, naturalmente, con el compromiso firme de reducir en los impactos negativos. Nos ayudaría a todos a tomar más conciencia y responsabilidad. Y creo que el 1 de septiembre, día en el que estamos llamados a orar por la creación, sería un día óptimo para hacer balance de las mejoras adquiridas el año anterior y hacer propuestas para el año que sigue, con sinceridad, firmeza y esperanza.

Hago mío el deseo final del sobrio prólogo del cardenal Omella en el libro que presentamos, de que su lectura “nos ayude a tomar consciencia y la responsabilidad hacia la creación que nos ha sido confiada por Dios. La toma de consciencia y la responsabilidad son las claves del cambio, ciertamente. Porque es la inconsciencia consumista la que nos hace irresponsables. Y quisiera añadir: asumir la responsabilidad del testimonio de una conversión ecológica que dé lugar aún estilo de vida más coherente y feliz, que combine, como bien dice el cardenal, “acciones inmediatas y compromisos a medio plazo.”